La muerte de los cursos vacíos
Era una mañana fresca cuando recibí una llamada de Fabián, un cliente que es director de una empresa con más de 100 colaboradores. Su tono era de preocupación. "Necesito tu ayuda. Nuestros cursos de capacitación no están funcionando y estoy perdiendo la confianza de mi equipo", dijo Fabián sin rodeos.
Nos encontramos en una cafetería cercana y mientras tomábamos un rico café negro, Fabián empezó a desahogarse. "Hemos invertido tiempo y dinero en estos cursos, pero los colaboradores no están comprometidos y no veo mejoras en su desempeño", explicó.
Fabián enumeró las quejas que había recibido: "Toman el curso y al siguiente día no recuerdan nada. Nadie aplica lo que se les enseña, los participantes no cambian y siguen haciendo las mismas malas prácticas.”
Asentí, comprendiendo exactamente su frustración. "Fabián, lo que describes son los clásicos síntomas de un curso vacío. Estos cursos están destinados a fracasar porque no abordan lo que realmente importa para el desarrollo efectivo de los equipos."
Le expliqué que los cursos estan destinados a morir, principalmente porque:
- Tienen contenido irrelevante o desactualizado.
- Su enfoque está solo en conocimientos y no en hábitos ni comportamientos.
- Tienen una secuencia incorrecta de temas.
- Utilizan métodos de enseñanza ineficaces y caducos.
- No dan seguimiento e interiorización.
Fabián estaba intrigado y preocupado al mismo tiempo. "Entonces, ¿qué podemos hacer?", preguntó. Le respondí que la clave está en dejar de dar cursos y diseñar PROGRAMAS DE HABILIDADES que sean RELEVANTES, bien ORGANIZADOS y que utilicen métodos de enseñanza ACTUALIZADOS. Además de llevar KPIs de avance para medir su efectividad.
"Un buen PROGRAMAS DE HABILIDADES debe abordar tanto los conocimientos como la modificación de hábitos y comportamientos necesarios para el éxito en el puesto de trabajo", le dije. "Además, debe de estar estructurado de manera que sea FÁCIL de seguir y utilizar métodos interactivos que mantengan a los participantes involucrados."
Al finalizar nuestra conversación, Fabián se mostró más optimista. "Entiendo ahora. Necesitamos dejar de dar cursos e invitar a que un experto intervenga en la creación de programas de habilidades para nuestros equipos", concluyó.
Finalmente llegamos a esta reflexión: "La inversión en buenos programas de habilidades no solo mejora los resultados de los colaboradores, sino que también aumenta su compromiso y satisfacción. Esto, a su vez, puede llevar a un mejor desempeño y finalmente, a un mayor éxito para tu empresa."
La historia de Fabián es un recordatorio de que los cursos vacíos están destinados a morir. En su lugar, debemos diseñar PROGRAMAS DE HABILIDADES que sean relevantes, organizados, interactivos y que ofrezcan soporte continuo. Solo así podremos asegurar que nuestros equipos estén bien preparados para enfrentar los desafíos del futuro.
Platiquemos sobre como contribuimos a mejorar el liderazgo de tus equipos de trabajo y conocer todo lo que podemos hacer por ti.